Los últimos hallazgos sobre sustancias curativas y preventivas no surgen de plantas exóticas de junglas remotas, sino en los vegetales más comunes e inmediatas: los que nos sirven de alimentos.
A las categorías tradicionales de sustancias alimentarias han venido a añadirse dos nuevos grupos en los últimos años: los nutrientes accesorios y los fitonutrientes y cabe decir que, estos últimos, también llamados fitoquímicos y nutracéuticos, los que han despertado mayor interés entre los científicos. La principal diferencia entre los nutrientes accesorios y los fitonutrientes de las vitaminas es que la ausencia de los dos primeros no produce manifestaciones carenciales; es decir, el cuerpo no enferma cuando deja de recibirlos, ni son imprescindibles para la buena marcha de los procesos corporales. Los nutrientes accesorios son sustancias similares, pero que se conocen con mayor antelación (incluso algunos de ellos se les consideró vitaminas= y no necesariamente proceden de vegetales; también puede hallar en alimentos de origen animal. Los fitonutrientes son sustancias orgánicas presentes en los vegetales que nos sirven de alimentos y que exhiben poderes cuasivitamínicos: a dosis muy pequeñas pueden mejorar el desempeño físico, proteger contra el cáncer, ser antioxidantes, o poseer propiedades terapéuticas diversas.
Dentro de la categoría de los nutrientes accesorios podemos incluir la colina, el inositol, el ácido paraminobenzoico (PABA), numerosos bioflavonoides, el ácido pangámico, la lecitina, el ácido lipolico, el ácido orótico, la coenzima Q10, la carnitina, el glutatión, la taurina, el factor de tolerancia a la glucosa (FTG) y el dimetilaminoetanol (deanol).
Los fitonutrientes son más numerosos, pero sólo se ha logrado aislar, identificar y estudiar a unos cuantos. Los más conocidos son los picnogenoles (proantocianidinas), el licopeno, el resveratrol, la quercetina, los indoles (como el I3C), la alicina, los isotiocianatos (como el sulforafano), el beta sitosterol, la capsaicina, la luteína, los polifenoles, la cantaxantina, el ficoteno, la astaxantina, el campferol, la bixina, la norbixina, el gamma orixanol, la genisteína, los lignanos, la hesperidina, el ácido elaídico, las cumarinas, la aliina, la cicloaliina, los ácidos fenólicos (como el cafeico), el ajoeno, la bulatacina, el ácido clorogénico, los sulfuros de alilo, la bromelina, la cianidina y la salilcisteína.
La enumeración de las propiedades de algunos fitonutrientes basta para darnos una idea de lo valiosos que pueden ser los picnogenoles son antioxidantes mucho más potentes que las vitaminas C y E; el licopeno, también antioxidante, protege contra el cáncer cervical y de próstata; los biflavonoides previenen contra los males cardiovasculares; las cumarinas estimulan la formación de enzimas anti-tumorales el ajoeno ayuda a reducir tanto el colesterol como la presión arterial elevada; la genisteína protege contra el cáncer de seno, y la bromelina es anti-inflamatoria y favorece la digestión.
El hallazgo de los fitonutrientes nos hace recordad que la alimentación más sana y completa es aquella en la cual abundan los granos, vegetales y frutas frescas: Ni el consumo de alimentos procesados ni el uso de vitaminas sintéticas aisladas pueden sustituir a las incontables sustancias protectoras de que nos provee el reino vegetal, las cuales colaboran de maneras sutiles, y hasta hace poco insospechadas, los beneficios que tienen para nuestra salud.
Los vegetales que más contienen fitonutrientes son jitomates, ajo, cebolla, zanahoria, papaya, sandía, melón, toda la familia de la col (coliflor, repollo, brócoli, rábano, col de Bruselas, etc.), soya, alfalfa, fresa, mango, calabaza, uva, chícharo, espinaca, el té verde y la especia Entre las plantas medicinales más comunes que poseen fitonutrientes que podemos disfrutar es el diente de león, la manzanilla, la hierbabuena, el anís, el epazote, la salvia, el toronjil, la jamaica, el cedrón, la mejorana y el hinojo.
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